TRISTE FINAL
Hace unos días comencé a investigar la desaparición de tres mujeres cordobesas, entre las cuales estaba Natalia Milán, de tan sólo 22 años. Hoy apareció su cuerpo sin vida y, más allá de su trágico destino, seguiré con la investigación por las personas que permanecen desaparecidas y por la familia y amigos de la joven asesinada.
Natalia desapareció de su hogar el pasado 16 de agosto y fue buscada desde entonces en forma incansable hasta que el 26 de septiembre, 40 días después, fue hallada dentro de una bolsa en un domicilio particular del Barrio Alberdi en la capital cordobesa a pocas casas de donde fue vista por última vez.
El día que fue vista por última vez, Natalia debía cobrar una pequeña suma de dinero por haber cuidado el bebé de 1 año y 3 meses de la mujer que permanece detenida como sospechosa. Casi en forma inmediata la policía descartó un abandono voluntario de su hogar, ya que no tenía problemas familiares.
La primera teoría que se manejaba, hablaba sobre un secuestro ocasionado por una red de trata de blancas y se sospechaba de la mamá del bebé que Natalia cuidaba, ya que pudo probarse una vinculación con un prostíbulo local.
El 18 de septiembre la fiscal Adriana Abad ordenó las detenciones de Patricia Claudia Rucci, de 33 años y de Francisco Hernández Flaman, de 32, -la pareja para la que Natalia trabajaba- bajo la carátula de "privación ilegítima de la libertad agravada".
El día anterior a su desaparición, le abonaron 44 de los 55 pesos argentinos que le debían y le prometieron que el resto del sueldo se lo darían el día siguiente. La pareja detenida admitió ante los padres de Natalia, cuando fueron a verlos, que la chica había pasado por allí, pero afirmaron que le pagaron y que ella se fue del lugar.
Según el fiscal Gustavo Sandoval aseguró que la joven pudo haber sido asesinada y tirada en ese sitio desde el momento en el que desapareció.
Durante la semana continuaré informando sobre los adelantos del caso y próximamente compartiré en este espacio adelantos de la investigación sobre las mujeres que permanecen desaparecidas.
Es duro, mas allá de mi profesión, que cada día un periodista deba informar sobre violaciones, asesinatos, secuestros, robos, etc. y mantener la frialdad característica del medio. ¿Cómo se pueden dar estas noticias sin sentir el dolor de las personas? Quizás con el tiempo pierda esa sensibilidad. Quizás sólo deba alejarme de las noticias y hacerlas meramente informativas. Tal vez. Pero hoy no puedo evitar escribir sobre el caso sin que se me llenen los ojos de lágrimas.
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