LA PRESIDENCIA, UN BIEN GANANCIAL
En la política es a veces como en la gramática: un error en el que todos
incurren finalmente es reconocido como regla.
autor: André Malraux
Las elecciones políticas de este año estuvieron invadidas por el caos, las denuncias y protestas. Fraudes varios, asesinatos y excusas gubernamentales fueron las dueñas del pasado domingo 28, pero también del resto de los días argentinos. La confusión se apropió de las semanas previas a las votaciones, del mismo 28 y, seguramente, de los próximos meses.
Si analizamos los números que no se dieron a conocer, descubriríamos que el matrimonio Kirchner, tampoco ganó. El 29% del electorado, no votó por diversos motivos(7.685.901 ciudadanos). Otros 931.304, votaron en blanco, 217.247 fueron nulos y hay que sumarle los 34.930 que fueron impugnados. Con esto tenemos un total de 8.869.982 de personas que estuvieron en contra de las votaciones, lo que supera el número de votos positivos que tuvo Cristinita ( 8.177.140). Casi nueve millones de argentinos demostraron su repudio a las elecciones, lo que demuestra que, por primera vez en casi un siglo, ganó el rechazo, el gobierno fue ignorado, y, con él, la nueva presidenta.
Si se hubieran tomado en cuenta esos números, la nueva presidenta argentina no hubiera obtenido el 44,88% de los votos, sino sólo el 30,18% y, por ende, debería haber una segunda vuelta entre Cristina Fernandez y Elisa Carrió, su "opositora".
Cuando hablo de fraude, no me refiero sólo a eso, sino a varias situaciones que dejan entrever la falta de honestidad que reinó en estas elecciones políticas. Una de ellas es la hora de cierre de los comicios, que, por primera vez en la historia, fue en diferentes horarios nocturnos y no a las 18 hs. como se tenía acostumbrado, más allá de que a las 19 hs, ya se sabía quién había ganado y con porcentajes exactos.
¿Para qué fue esto? Quizás para crear un clima de confusión, que de alguna forma desconocida, beneficie a cierto sector gubernamental. Ese sistema fue el utilizado por Chavez en Venezuela durante el referendum revocatorio del año 2004. En el caso de Venezuela, no lo analizaré en esta oportunidad, ya que volvería extenso y tal vez hasta aburrid. En la Argentina, pudo ser, o mejor dicho, fue, un recurso para no aceptar la abstención que ya podía notarse.
En estas elecciones no había candidatos fuertes, no existían alternativas y nadie se podía contar como oposición. El gobierno es peronista de izquierda, pero también los candidatos. Sólo uno era realmente opositor al gobierno, pero obtuvo menos de un 1% de los votos. En esta ocasión, se podría decir que no fue más que una interna peronista. Quizás de ahí surgió la falta de interés que demostró el pueblo argentino. Esto llegó al extremo de que las autoridades de mesa no se presentaron a cumplir su tarea y en muchas dependencias terminaron fiscalizando las elecciones, las primeras personas que se acercaban a votar.
Existen detalles de conocimiento público que marcarán este escrutinio como el más polémico en mucho tiempo y llevarán estas elecciones a la historia: Cristina Fernandez de Kirchner fue la primera presidenta electa. Por primera vez los detenidos pudieron votar -aunque no fueron tomados en cuenta. Fue en la única oportunidad que se demoraron los conteos y claro, nunca se había hecho un traspaso de gobierno como en este caso, donde el marido le sede su lugar a la esposa.
Un chiste de humor gráfico dice que Kirchner no será el primer damo, sino primero, dame. Por más lamentable que sea, es real y todos sabemos que Cristina no será mas que un títere de una obra de teatro.